Chatbot de IA para escuelas públicas tropieza antes de comenzar

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Se suponía que una plataforma de inteligencia artificial llamada Ed sería un “amigo educativo” para medio millón de alumnos de las escuelas públicas de Los Ángeles. Por medio de chats, Ed orientaría a los estudiantes hacia recursos académicos y de salud mental, o diría a los padres si sus hijos habían asistido a clases ese día; incluso les compartiría los resultados de sus exámenes más recientes. Ed incluso sería capaz de detectar y responder a emociones como la hostilidad, la alegría y la tristeza.

Alberto Carvalho, superintendente del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, usó términos atrevidos al hablar de Ed. En un discurso pronunciado en abril para promocionar el software, prometió que democratizaría y transformaría la educación. En respuesta a quienes no creen en la inteligencia artificial, preguntó: “¿Por qué no dejar que este enfoque de eduentretenimiento capte y cautive su atención? ¿Que sea el motivador?”.

Una niña de séptimo grado que probó el chatbot —representado con un sonriente sol animado— dijo: “Creo que le caigo bien a Ed”, comentó Carvalho.

Los Ángeles acordó pagar a la empresa emergente AllHere hasta 6 millones de dólares, una pequeña parte del presupuesto anual de 18.000 millones de dólares del distrito, para el desarrollo de Ed. Sin embargo, apenas dos meses después de la presentación que hizo Carvalho en una deslumbrante conferencia tecnológica en abril, la fundadora y directora ejecutiva de AllHere abandonó su puesto y la empresa despidió a la mayor parte de su personal. La compañía publicó en su página web que los despidos se debían a “nuestra actual situación financiera”.

Las empresas de inteligencia artificial se están promoviendo mucho entre las escuelas, que gastan decenas de miles de millones de dólares al año en tecnología. Sin embargo, el repentino colapso de AllHere ilustra algunos de los riesgos de invertir el dinero de los contribuyentes en inteligencia artificial, una tecnología con enorme potencial pero escaso historial, sobre todo cuando hay niños involucrados. Hay muchas cuestiones complicadas en juego, como la privacidad de los datos de los estudiantes y la precisión de cualquier información ofrecida por los chatbots. Además, la IA puede resultar contraproducente en relación a otro asunto que interesa cada vez más tanto a los responsables educativos como a los padres: reducir el tiempo que los niños pasan frente a pantallas.

Natalie Milman, profesora de tecnología educativa en la Universidad George Washington, afirma que a menudo aconseja a los centros educativos que adopten un enfoque de “esperar y ver” a la hora de adquirir nuevas tecnologías. Aunque ciertamente vale la pena usar y probar la inteligencia artificial, advirtió que las escuelas “hablan de manera confusa sobre esta herramienta glorificada. Tiene limitaciones, y debemos asegurarnos de ver con un ojo crítico lo que puede hacer, así como su potencial para dañar y desinformar”.

AllHere no respondió a las solicitudes de entrevista ni a las preguntas escritas.

En un comunicado, Britt Vaughan, portavoz del Sistrito Escolar Unificado de Los Ángeles, hizo una distinción entre los estudiantes distraídos que son “consumidos por los teléfonos durante el día escolar” y los estudiantes que utilizan computadoras portátiles o tabletas para interactuar con la plataforma Ed, que, afirmó, estaba “destinada a proporcionar estrategias educativas individualizadas para abordar el aprendizaje de los estudiantes”.

Anthony Aguilar, jefe de educación especial del distrito, afirmó que a pesar del colapso de AllHere, una versión truncada de Ed continuaba disponible para las familias en las cien escuelas “prioritarias” del distrito, cuyos estudiantes tienen dificultades académicas y de asistencia.

Sin embargo, ese programa no es un sofisticado chatbot interactivo. Se trata de un sitio web que reúne información de muchas otras aplicaciones que el distrito utiliza para monitorear las tareas, las notas y los servicios de apoyo. Los estudiantes que utilizan el sitio también pueden completar algunas actividades de aprendizaje en la plataforma, como problemas de matemáticas.

El chatbot Ed promovido por Carvalho fue probado con estudiantes de 14 años o más, pero se desconectó para perfeccionar la forma en que responde a las preguntas de los usuarios, señaló Aguilar. El objetivo es que el chatbot esté disponible en septiembre; una tarea complicada, teniendo en cuenta que AllHere debía proporcionar apoyo técnico y formación continua al personal de la escuela, de acuerdo con su contrato con el distrito. El distrito dijo que esperaba que AllHere fuera adquirido y que el nuevo propietario continuara con los servicios.

Aguilar dijo que la idea del software se había originado en el distrito, como parte del plan de Carvalho para ayudar a los estudiantes a recuperarse de los efectos académicos y emocionales de la pandemia.

Aguilar también mencionó que AllHere había ganado una licitación para su creación.

Sin embargo, el proyecto representaba un reto enorme y difícil de manejar para la empresa, que era mejor conocida como proveedora de mensajes de texto automatizados de los colegios para las familias.

AllHere había atraído 12 millones de dólares en financiamiento de capital riesgo, de acuerdo con la compañía de análisis de empresas emergentes Crunchbase. Su fundadora y directora ejecutiva, Joanna Smith-Griffin, que ahora tiene 33 años, apareció en Forbes, CBS y otros medios contando una historia muy convincente. Siendo ella misma una antigua educadora cuyos alumnos solían ausentarse con frecuencia, explicó, fundó AllHere en 2016 para ayudar a resolver el problema.

Los mensajes de texto automatizados parecían llegar justo en el momento en que comenzó la pandemia de COVID-19 y el ausentismo crónico se convirtió en una crisis nacional. En primavera de 2020, AllHere adquirió una tecnología desarrollada por el economista y experto en tecnología educativa Peter Bergman. Esta permitía a las escuelas enviar mensajes de texto a los padres sobre la asistencia, las tareas pendientes, las calificaciones y otros temas.

Smith-Griffin habló a menudo de la fundación de AllHere en los Laboratorios de Innovación de Harvard, un programa universitario de apoyo a estudiantes emprendedores. Según Matt Segneri, director ejecutivo de los laboratorios, Smith-Griffin se afilió al programa cuando cursaba estudios universitarios y de posgrado en la Escuela de Extensión de Harvard.

Como muchas pequeñas empresas de nueva creación, la misión de la compañía fue cambiando con el tiempo. El año pasado, AllHere empezó a hablar más de un “chatbot intuitivo potenciado por IA”. AllHere proporcionaría inteligencia artificial a los centros educativos, pero también mantendría a un humano involucrado, aseguró la empresa, refiriéndose a que habría moderadores humanos supervisando la IA para garantizar la seguridad, una propuesta potencialmente cara y que requiere mucho trabajo.

Stephen Aguilar, un profesor de la Universidad del Sur de California —sin parentesco con Anthony Aguilar— dijo que era “un problema bastante común” que los esfuerzos más ambiciosos de tecnología escolar fracasaran. Él antes trabajó como desarrollador de software educativo, incluyendo algunos proyectos que no pudieron cumplir con lo prometido.

“Los distritos tienen muchas necesidades complejas y muchas preocupaciones de seguridad”, explicó. “Pero a menudo carecen de los conocimientos técnicos necesarios para examinar realmente lo que compran”.



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